07 febrero 2021

Entrevista a los jóvenes de Fridays for Future Alcorisa: «Si las mujeres y las personas racializadas están discriminadas con la crisis climática lo van a estar más»


Conocemos en primera persona a los jóvenes de Fridays for Future Alcorisa, el movimiento juvenil por el clima. Texto y fotografías: Annabel Roda

Una bandera verde ondea suavemente en una ventana del edificio del Ayuntamiento de Alcorisa. En ella se puede leer “Fridays for Future Alcorisa”. Aunque su traducción literal sería “viernes por el futuro”, en nuestro país se la conoce como Juventud por el Clima. Un movimiento que lanzó a miles de adolescentes a las calles todos los viernes el año pasado siguiendo el ejemplo de Greta Thunberg -para quién no lo sepa, es la joven activista sueca convertida en el símbolo del activismo juvenil ecologista mundial cuya presencia en parlamentos de países occidentales y medios de comunicación ha sido constante durante meses- para protestar por la inacción de los gobiernos ante las consecuencias del cambio climático y del que Alcorisa cuenta con seis adolescentes llenos de razones para hacer activismo climático en su pueblo. Podríamos decir que junto al grupo de Alcañiz, son las dos únicas formaciones de Juventud por el Clima en Aragón que se asientan en el medio rural. 

Natalia Covarrubias (15), Ainoa Omedas (15), Leire López (16) y Marcos Rollo (16) me esperan sentados en la plaza del ayuntamiento con sus pancartas y banderas en mano. Hechas las presentaciones nos tomamos un café en la terraza de un bar yo dispuesta a preguntar y ellos a responder sin vergüenza y sin balbuceos sobre justicia climática, el movimiento, su activismo en una zona rural, la declaración de emergencia climática firmada por la alcaldía alcorisana o simplemente, sus preocupaciones ante esta crisis que les va a afectar de lleno. 

¿Cómo nace una delegación de Juventud por el Clima en Alcorisa?, lanzo la pregunta al aire mientras nos sirven las infusiones y los cafés. “Veía por las noticias las huelgas en Alemania, en clase lo comentábamos y cuando vi que Marcos y Zilia [miembros en activo de Fridays For Future Alcorisa] empezaban me dije que estaría bien empezar a moverlo desde aquí”, responde Leire. Natalia y Ainoa confirman ese lanzarse a “hacer algo” al ver a dos jóvenes de su pueblo preocupanse y actúando. Mientras que Marcos cuenta que los motivos por los que empezó a hacer activismo climático han ido cambiando. “Primero fueron las huelgas en otros países, luego me movió el tema del plástico, pero al final se ha convertido en una manera de cambiar el sistema desde la posición que tenemos aquí en un pueblo”, explica este joven. 

Fridays for Future, ¿una generación?

La figura de Greta Thunberg se ha convertido en la imagen y la líder del movimiento que abanderan pero se muestran contundentes al afirmar que no solo el movimiento es Greta sino que es una cuestión de generación y que cada año las consecuencias del cambio climático cada vez son más evidentes. Esa “cosa” de generación significa futuro para estos activistas climáticos que vislumbran como sus vidas estarán atravesadas por la subida de temperaturas del Planeta, la escasez de recursos naturales, el clima más alterado, un aire que respirar contaminado… Estos jóvenes hacen activismo “básicamente por la idea de un futuro”, dice Leire y a lo que sigue Ainoa “crear un futuro en el que no existan refugiados climáticos, en que todos podamos seguir con nuestra vida dentro de lo que cabe porque las consecuencias del cambio climático van a ocurrir nos gusten o no”. A lo que Marcos añade que “la crisis climática va agravar todas las injusticias actuales. O sea, si las mujeres y las personas racializadas están discriminadas con la crisis climática lo van a estar más”.

Pese a su juventud, la claridad en su discurso y su ímpetu por defenderlo es una evidencia. Sin embargo, no han faltado las críticas a su temprana edad y se les haya tachado de un mero movimiento de niños. “Hay mucho paternalismo hacia nosotras, en plan esta niña [Greta] debería estar estudiando o que si está manipulada por hilos y grandes intereses. Todo lo que se han dicho es para quemar al movimiento porque estábamos y estamos fastidiando el statu quo; moviendo los cimientos del sistema en sí. Y sí, somos un grupo de niños y estamos orgullosos de serlo porque ser niños no nos hace valer menos sino todo lo contrario. Tendríamos que tener la voz cantante las personas jóvenes que somos las que más vamos a estar afectas por la crisis climática”, cuenta Marcos. A lo que Ainoa añade, “no todo el mundo en el movimiento son niños. Hay adolescentes, jóvenes, gente más mayor informada que también aporta mucho”.

Justicia climática e interseccionalidad

El alarmismo y la ansiedad que producen los datos e informes sobre las consecuencias del cambio climático son evidentes, sin embargo este movimiento y estos jóvenes tienen claro que quieren actuar y concienciar en su entorno de que otro mundo es posible y tienen como bandera la justicia climática. “Aquellas personas que menos responsabilidad tienen son las que más sufren las consecuencias del cambio climático. Eso sería la injusticia climática y la justicia climática es tenerlo en consideración e intentar sanarlo”, explica con una claridad pasmosa Marcos y a la que Ainoa pone la guinda: “no se puede conseguir una justicia climática sin tener una justicia social”. 

Sin mencionarlo, en sus palabras se entrevé la interseccionalidad en la que se mueven los movimientos ecologistas actuales liderados por jóvenes. Esta palabreja no es otra cosa que cualquier forma de discriminación sea homofobia, racismo, machismo o islamofobia compone un mismo sistema de privilegios y opresiones interconectado con la lucha por la justicia climática. “En la manifestación de la COP25 había una bandera del orgullo y nos criticaron que si éramos apartidistas por qué llevábamos una bandera del orgullo. Es absurda esa crítica. Obviamente somos feministas, obviamente estamos a favor de los derechos LGTBI+, obviamente somos antirracistas porque no se puede entender esta la lucha climática sin todas las demás luchas”, argumenta Marcos a lo que asienten el resto de sus compañeras. “Está todo relacionado, entonces ¿por qué no relacionarlo también con el feminismo con cualquier otra lucha?”, interviene Natalia, la más joven del grupo y que llega a desprenderse de su timidez. 

“Pensar globalmente, actuar localmente”

Después de la búsqueda de información y la toma de concienciación viene la acción. Ante la pregunta ¿cómo ven la firma por unanimidad del ayuntamiento de Alcorisa de la declaración de emergencia climática?, se adivina una sonrisa agridulce detrás de las mascarillas. Ainoa arranca diciendo que “como movimiento pudimos aportar presión porque desde ellos no hubiera salido firmar esa declaración. Nos puso contentos esa firma porque significaba que nos estaban escuchando”. No obstante, los cinco integrantes muestran su descontento ante la falta de un plan de acción para cumplir esa declaración. “Se firmó una declaración de emergencia bastante ambiciosa que planteaba unos planes de reducciones de emisiones que los tienes que tener en cuenta a la hora de elaborar los presupuestos y vemos que el equipo municipal con el plan actual no va a llegar a cumplirla”, pronuncia Marcos. Aunque también admiten que hay otras acciones en las que caminan por la senda ecologista como la reforestación de la zona del calvario. 

En cuanto al impacto de sus acciones, admite Leire que el 27 de septiembre del pasado año en el que se organizó la Huelga Mundial por el Clima consiguieron reunir a unas 200 personas en la plaza del pueblo. “Yo ese día me di cuenta que realmente la gente sí que se queda con la idea y se interesaban por este problema”. 

Aunque el éxito de esta movilización fue indudable, son conscientes que el contexto rural en el que viven les lleva a adaptar las formas de movilización tradicionales. Ponen como ejemplo el desmantelamiento de la central térmica de Andorra cuyas pérdidas de puestos de empleo afectan directamente a su localidad. “El otro día en una publicación leía ‘atención, estas imágenes pueden provocarte placer extremo’ y era una central térmica cayendo. No estamos para nada de acuerdo y esto lo tenemos que cuidar en Alcorisa”, cuenta Marcos a lo que continua, “estamos luchando porque esas personas que están trabajando en este sector tengan una reubicación y una transición justa. No estamos en contra de esos trabajadores sino de las empresas que les están poniendo la vida súper difícil”. Mientras que Ainoa continúa diciendo con sorprendente lucidez: “van a poner uno de los parques solares más grandes de Europa sin haber escuchado a la población y quedándose el dinero en las mismas manos. El modelo energético de las renovables es menos malo que el de quemar carbón, pero se podría  haber aprovechado para crear una transición mucho más justa que dé a nuestro territorio más riqueza de trabajos y no seamos tan dependientes de un solo sector”.

Tras más de media hora de preguntas y respuestas, llegamos al final sin una solución al problema pero con el objetivo claro como el agua; hay que seguir moviendo conciencias y hacer llegar el mensaje a “todo el mundo sin culpabilizar a las personas sin que se sientan mal y transmitir a la vez las ganas de cambiar las cosas, de actuar”, sentencia Marcos.■


 


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